Monday, February 11, 2008

Agua con sal, con rimel sabe igual...



El día en que decidí volver a la lagrima negra se con-virti-ó en un sábado de carnaval. Introduje mi cerebro en una copa y enseguida, empapado, gritó. Pobre. Y en aludir al pasado se me fueron unas cuantas neuronas. Otras pocas en un pez amarillo. Y las restantes, en raíces amargas. Y al despertar H2O. Los ronquidos se comieron algunas. Las voces del cuarto de enseguida vomitaron otras pocas y las últimas las deje en el cuarto más pequeño de la casa. Caldo de pollo. La lagrima negra al final. Un abrir y cerrar de ojos y decido que no quiero que me repitas esos nombres tan convencionales, me hacen acudir a un pasado primitivo del cual a penas me desprendo. Pobre de ti, pez grande vagabundo, ya no eres. Te degradas a cada rato. Y yo ya quiero navegar con mi propia banderita. Cada segundo busca su trasfondo en una gota de agua. Cada día se aproxima el terror extremo de tu presencia. Pobre de ti mamífero enamorado. Tu también te degradas.