Monday, December 07, 2009

Confesión


Hace unos días, mientras me disputaba en si debía confesar un poco de enamoramiento, pensaba en cómo hacerlo y me decía… una manera podría ser:
“partiendo de la frase (citada por mi muy amiga Cony), “lo que no se dice no existe”, me gustaría decirte que me gustas, no espero nada de ti, sólo quiero decirte esto porque quiero que exista tal sentimiento, pues entre algunas disputas de los varios sentimientos que he tenido últimamente, este resalta”
Otra manera sería:
“me gustas, y bueno, he decidido decírtelo porque así es, no espero nada de ti, me caes muy bien, creo que era una persona muy linda”.
También pensé en buscar un seudónimo para mandar flores, pues de acuerdo a mi estado, no tengo derecho a mandarlas. Pensé en “Rubena” o tal vez algún poema o frase que me caracterizara. No lo hice.
Qué difícil! (diría mi amiga Mayra). Quisiera ser una persona neutra, que no sintiera siempre esas ganas de dar o querer o simplemente ejercer ese enamoramiento que ya me invade por más de un año.
Pasan nenas y personas, y nenas y personas. Y yo, trágicamente, como aquella princesa de cuento, espero el supuesto amor perfecto, el correspondido.
Y vuelvo a mi dilema. ¿Confesar así nomás? Con el paso del tiempo, (frase cliché), me he dado cuenta de que este tipo de confesiones sólo traen catastróficas consecuencias. Y ahora, a las 9: 27 de la noche de un día de diciembre, me pregunto si será lo mismo de siempre. Siempre idealizo, busco pretextos para justificar mi enamoramiento, pero siempre resulta que todo es una ilusión producida por mis intensas expectativas. No hay tal destino, creo. Y las coincidencias y casualidades no sé como describirlas. Hasta este momento, debo decir, que siempre me toca perder. Mi vida amorosa se resume a una relación de fracaso y a otras pocas casuales que no valen mucho la pena. ¿? ¿? ¿?....Y finalmente, me siento reprimida. Consentir, dar, sorprender, dar, consentir, atender, considerar… se convierten en mis verbos favoritos cuando de enamoramiento se trata, no me cabe en la cabeza nada de poder, nada de manipulación, nada de eso… nada de eso… se va el lívido y mi profunda fidelidad se manifiesta. Soy una aburrida, por eso.. decía hace días… debería de haber nacido en el siglo XIX y apegarme a los románticos o mucho más atrás en la historia, durante la época del amor cortés.

Saturday, August 22, 2009

Otra despedida



If some day someone kills me, please

put my name in the sky and tell her* that

I really love her, that i had to go.

(Yo en Notas sobre ella, agosto de 2009)


En las últimas semanas en que el calor sigue intensificado, se me ocurre, de una vez, despedirme. Ya se sabe, reacciones químicas; serotonina que se altera con la presencia de ella. Y cabe aclarar, que es una despedida aunque no parezca. Así me adentraré en la escritura de las siguientes pendejadas patéticas que hice o dije mientras actuaba bajo el efecto de la serotonina, (sí, me justifico). Me doy hueva, porque sí, estoy ardida y enfadada de estas situaciones de gente sin sutileza y peor aún, con una doble moral, o simplemente, que es lo mismo para mi, moralista. Bueno he aquí las pendejadas que hice:

1. Declarar lo que sentía arriesgando mi dignidad (¿cuál?)

2. Subirle el ego mediante la declaración de mis sentimientos.

3. Hacerla sentir importante.

4. Besarla (esto porque fui correspondida)

5. Después de batiada, seguir ahí.

6. Llamar por celular bajo el efecto del alcohol (Error!, más importante se sintió)

7. Volver a besarla (correspondida, otra vez)

8. Declarar mi enamoramiento y decir sin ‘razón’: “te hubiera querido más de lo que te quiero”.

9. Después de batiada, seguir ahí.

10.Escribir esto*.

*Ella

*Nota: Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Hay que asegurarse de que sea una verdadera 80 para no caer en este tipo de pendejadas hechas sin "razón".


Tuesday, February 24, 2009

Carta de amor


Amor:

Te extraño. A veces siento que la paciencia decae. Otros días pienso en que puedo vivir con ella. Y en días como este, la mañana, la tarde, el atardecer y la noche se convierten en una canción que suena una y otra vez. El amanecer no puedo definirlo, me he levantado tarde a consecuencia del insomnio. Casi 4 horas de sueño no se despliegan en los distintos momentos del día. Maldita cafeína. Debo dejar las drogas por completo. Vida ordinaria. Otra vez romanticismo. Quisiera que vivieras en una casa de árbol tu sola y que de vez en cuando me llamaras para leerte aquél poema que siempre me mandabas: “el temor de entrar a un lugar muy caro”. Ojala hubiéramos tenido miedo de ese lugar caro. Nos quedamos sin conclusiones. Una, dos… mi cabeza. Quisiera rescatarte como a una princesa. ¿Algún día me visitarás por poco menos de tres días y me dejarás consentirte? No quisiera que te fueras. ¿Recuerdas aquella carta que te di? Quiero que la tengas siempre. Está en un bolso mío que hace tiempo no uso, no va con la ropa. Casi no se puede leer pero estoy segura que recordarás las lágrimas de ese día, la sorpresa sobre todo, tu mano tocando mi puerta para decirme que me seguirías amando. No quisiera que te fueras. Frustración. No debes irte. Quisiera que me cantaras esa canción: “My girl, my girl”, y apretaras mis mejillas como solías hacerlo mientras fumabas en la ventana de mi cuarto, en ese segundo piso. Contigo aguantaría la cafeína por las tardes, después de todo curarías mi insomnio. Platicaríamos durante la madrugada. No quisiera que te fueras.

Ruby

Wednesday, February 18, 2009

Indiferencia



En estos últimos días en que las consecuencias no se miden, caen palabras en forma de suposiciones. Supongo esto o aquello. Y otra vez, interpretación de la realidad. Crisis. De nuevo inmersa en mi romanticismo barato tropiezo en uno de los errores más comunes. Caer ahí, en donde todo ser humano suele caer, ahí en donde el cerebro humano se ahoga en reacciones químicas, reacciones que a través de su proceso llegan a llamarse “anfetaminas”. Entre palabras de ella que difícilmente descifro, llega el estado en que la interpretación del discurso se vuelve una pérdida de tiempo, de nada sirve. Y mi pensamiento inmediato se concentra en rodeos para no llegar a la indiferencia en donde sencillamente la indiferencia sería el sentimiento perfecto para seguir bailando “salsa con llaves perdidas”. Y aquí este poema de Pavese en donde se explican perfectamente los sentimientos de la carne persuadida:



Indiferencia


Ha brotado este odio como un vívido amor,
sufriendo, y se contempla anhelante.
Pide un rostro y una carne, como si amor fuese.

Han muerto la carne del mundo y las voces
que sonaban, un temblor se ha apropiado de todo;
la vida toda está suspendida de una voz.
Bajo un éxtasis amargo transcurren los días
en la triste caricia de la voz que regresa,
empaliendeciendo nuestro rostro. No sin dulzura,
esta voz al recuerdo le resuena despiadada
y temblorosa: tembló una vez por nosotros.

Pero la carne no tiembla. Sólo un amor
incendiarla podría y este odio la busca.
Todas las cosas y la carne del mundo
y las voces no valen la caricia inflamada
de aquel cuerpo y aquellos ojos.En el amargo éxtasis
que se destruye a sí mismo, este odio reencuentra
una mirada cada día, una rota palabra,
y las aferra, insaciable, como si amor fuese.