Wednesday, February 18, 2009

Indiferencia



En estos últimos días en que las consecuencias no se miden, caen palabras en forma de suposiciones. Supongo esto o aquello. Y otra vez, interpretación de la realidad. Crisis. De nuevo inmersa en mi romanticismo barato tropiezo en uno de los errores más comunes. Caer ahí, en donde todo ser humano suele caer, ahí en donde el cerebro humano se ahoga en reacciones químicas, reacciones que a través de su proceso llegan a llamarse “anfetaminas”. Entre palabras de ella que difícilmente descifro, llega el estado en que la interpretación del discurso se vuelve una pérdida de tiempo, de nada sirve. Y mi pensamiento inmediato se concentra en rodeos para no llegar a la indiferencia en donde sencillamente la indiferencia sería el sentimiento perfecto para seguir bailando “salsa con llaves perdidas”. Y aquí este poema de Pavese en donde se explican perfectamente los sentimientos de la carne persuadida:



Indiferencia


Ha brotado este odio como un vívido amor,
sufriendo, y se contempla anhelante.
Pide un rostro y una carne, como si amor fuese.

Han muerto la carne del mundo y las voces
que sonaban, un temblor se ha apropiado de todo;
la vida toda está suspendida de una voz.
Bajo un éxtasis amargo transcurren los días
en la triste caricia de la voz que regresa,
empaliendeciendo nuestro rostro. No sin dulzura,
esta voz al recuerdo le resuena despiadada
y temblorosa: tembló una vez por nosotros.

Pero la carne no tiembla. Sólo un amor
incendiarla podría y este odio la busca.
Todas las cosas y la carne del mundo
y las voces no valen la caricia inflamada
de aquel cuerpo y aquellos ojos.En el amargo éxtasis
que se destruye a sí mismo, este odio reencuentra
una mirada cada día, una rota palabra,
y las aferra, insaciable, como si amor fuese.


2 comments:

j. bhutto said...

¿la indiferencia es odio?

RoJa said...

La indiferencia, es indiferencia. El odio se come con otra cuchara.